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La jornada vivida en el Monasterio de Gándara durante la víspera de la fiesta de la Sagrada Familia, fue una celebración de fe y esperanza marcada por el inicio de un Jubileo que llenó de emoción a los miles de peregrinos congregados.
El día comenzó con una masiva peregrinación desde la Ruta 2 hasta el monasterio, donde los fieles fueron recibidos por una multitud que los aguardaba. La primera celebración de la jornada fue la apertura de la Puerta Santa, seguida de la inauguración de la nueva capilla dedicada a Nuestra Señora del Rosario.
La misa central de la festividad fue presidida por el Monseñor Juan Liébana, obispo de la diócesis de Chascomús, quien fue acompañado por el Monseñor José Baliña, vicario general y párroco de la Catedral Nuestra Señora de la Merced, y otros sacerdotes. Durante la misa, uno de los momentos más significativos fue el Sacramento del Matrimonio de una pareja de Brandsen, quienes recibieron la bendición del obispo en un acto de profunda trascendencia en este día especial.
En su homilía, monseñor Liébana destacó la importancia de «soñar juntos», una idea que resurgió de las ruinas del monasterio, un lugar que hoy se alza como símbolo de la fe renovada. El obispo subrayó que «poner manos en la obra, con nuestras manos, capacidades y talentos», fue el primer paso que permitió avanzar hacia la celebración de este Jubileo: «Hoy podemos disfrutar de un pequeño paso que hemos dado, eso puso en comunión a toda la diócesis, detrás de un sueño común, una causa común. Qué bueno cuando no bajamos los brazos, cuando no permitimos que nos roben la esperanza» expresó.
Por otro lado, el obispo destacó que el Jubileo no sólo se refiere a la esperanza, sino también al perdón: «Queremos abrir las puertas para dejar entrar a Dios y, a su vez, para perdonar. El Jubileo tiene que ver con el perdón, con poder reestablecer vínculos que se han roto, ser un camino todo de conversión». En un momento de reflexión, instó además a la comunidad a pedir perdón a Dios para poder empezar de nuevo.
Para concluir la homilía, Monseñor Liébana transmitió un mensaje de unidad y fraternidad en el cual mencionó que querían que la diócesis tenga el sabor de la familia, con un clima que lleve a los fieles a sentirse como en sus casas.
FUENTE: AICA
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