Tiziana Lazcoz, es deportista trasplantada y subcampeona argentina de Rural Bike
VIVIR SOBRE RUEDAS, CONTAGIAR VIDA DESDE EL AIRE
Hace 7 años, tuvo una pelea muy difícil y necesitó de un trasplante de hígado que no llegaba. La historia de una joven deportista que le sonríe a la vida y que además tiene un desempeño atlético admirable.
A principios de octubre, en el Campeonato Argentino de Rural Bike, Tiziana Lazcoz (13) se consagró subcampeona en la divisional Menores. Aunque merece los aplausos, a la gran mayoría puede no llamarle la atención, pero ella redobla la apuesta y con el agregado de que es una joven trasplantada, consiguió ese resultado compitiéndole de igual a igual a chicos que no estuvieron en esa interminable lista de espera por un órgano.
“Nunca se queja del viento, nunca le duele nada, no se queja de los mosquitos. Nunca nada”, dice Marisa Sánchez, entrenadora del Team Mercerat y quien cuida a sol y a sombra a Tiziana desde el momento que se enteró de su historia de vida. Ella es una chica muy callada, y es por eso que aparecen Marisa y su padre Rubén para socorrerla cuando faltan las palabras. A un costado, mira atento Baltazar, su hermano mellizo y quien comparte la pasión por el ciclismo -obtuvo el 5° puesto en el Campeonato Argentino-.
En el equipo se anoticiaron en Entre Ríos, cuando una tía de Tiziana hizo un comentario: “Mis compañeros se enteraron y jamás me dijeron nada al respecto”, expresó la joven, agregando que lo tomaron con total naturalidad. Ella lleva una vida completamente normal y se siente acompañada. “La pasión por la bici me hace olvidar todo”, agregó.
Vale agregar que sus condiciones deportivas son innatas y vienen de familia. Su prima, Candela Fraga, es bicampeona argentina de Rural Bike y el mes pasado en la localidad entrerriana de Cerrito, se alzó con su sexto título nacional. “Ella me ayuda en todo”, acota Tiziana al respecto. Y no duda en decir que la compañía y el apoyo de sus compañeros y familiares, le genera completa felicidad.
UN MENSAJE
Rubén es parapentista desde hace 23 años y tras este hecho que puso a prueba a toda una familia, decidió encomendarse a la misión de concientizar sobre la donación de órganos con una bandera y desde el aire. “Le quise donar yo y no pude, luego un amigo y tampoco era compatible; pasaron muchos meses hasta que apareció un donante. Tras esa situación me dije: “tengo que dar un mensaje””.
Es por eso que el padre de Tiziana decidió encomendarse a la tarea de llevar una bandera de 15 metros de largo que reza: ‘Donar órganos = Dar vida’. Ese mensaje de agradecimiento se eleva en muchos eventos donde el Team Mercerat participa y en otros lugares que nada tienen que ver con lo deportivo, “la gente te felicita y te aplaude. Una vez una chica me agradeció porque había recibido un trasplante, me agradeció y me dijo: “Lo que hacés vos, no lo hace nadie”. Como así también me han dicho que estoy lucrando y la verdad que lo hago de corazón. A esas personas les explico las razones y la verdad que me pone muy bien hacerlo”.
Rubén busca que su labor haga mella en la sociedad: “Hay mucha gente que debe estar esperando por un trasplante que no aparece y es muy doloroso, la idea es concientizar sobre la donación de órganos”. Y anhela que cada familiar de ese ser querido que ayudó a alguien pueda saber a quién está salvando. Ese mensaje recorre los aires incluso en condiciones climáticas desvaforables: “Cuando no se puede salgo igual. La lluvia no es un impedimento para transmitir este mensaje”; y destacó la fortaleza de Tiziana como motivo para hacerlo: “Es enorme. Yo sé que si ella se cae, se va a levantar, un golpe en su bicicleta es mínimo”.
“NO ESTAMOS PREPARADOS”
Marisa Sánchez, tras deshacerse en elogios para Tiziana, explica como fue el momento en el que el Team Mercerat se anoticia de la condición de la joven entrevistada: “La empezamos a acompañar a todos lados, sentimos que la teníamos en una caja de cristal y decíamos: “hay que cuidarla”. Pero la verdad que nunca dio una señal de debilidad, es muy fuerte”.
La charla se torna emotiva, y los tres entrevistados, expresaron su sentir entre lágrimas. Marisa pide perdón y agrega: “Como sociedad no estamos preparados para asumir la conciencia social de lo que significa donar órganos. La bandera de Rubén comienza como un agradecimiento y termina siendo una concientización de una realidad que no nos damos cuenta hasta que nos toca de cerca. Tiziana es muy chiquita y está acá para enseñarnos algo, a que somos más que un cuerpo; es un templo que tenemos que cuidar y que podemos dejarle algo a otra persona. Es muy importante no ser egoístas”.
Joni Gonzalía
Nota publicada en el Semanario Tribuna 09-11-2019
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