En el marco de lo que fue la persecución del delincuente, habló uno de los testigos que vio el forcejeo y huida del menor de edad.
El insólito escape de un delincuente cuando era trasladado a un centro de menores en Azul tuvo en vilo a la Ciudad desde la tarde del lunes hasta entrada la madrugada. El hecho tuvo como lugar de partida la estación de servicio YPF, donde se suponía que el detenido iría al baño, cosa que nunca sucedió.
Miguel Silvero, playero de la estación y testigo presencial, relató lo ocurrido en primera persona ante los micrófonos de Estación Radio cómo iniciaron los forcejeos que dejó perplejo a todo el personal.
«Era la hora del descanso y empezó a llover. Yo estaba afuera, en la puerta de acceso de empleados, mirando hacia los boxes, cuando vi que apareció una camionetita y estacionó frente a los baños. De pronto, bajó un muchacho del vehículo y salió corriendo», contó.
Silvero detalló que el conductor de la camioneta reaccionó de inmediato: «Abrió la puerta y salió tras él. Lo alcanzó y empezaron a forcejear. Se cayeron al suelo y seguían peleando. El muchacho gritaba: ‘¡No me hagas nada, no me pegues, por favor!’. En ese momento no entendíamos nada, porque ninguno de ellos estaba vestido de policía ni llevaba identificación«, añadió.
LA PELEA Y EL GOLPE
El testigo narró que, mientras peleaban, el joven intentó zafarse: «En el forcejeo, el muchacho quedó boca arriba y vi que agarró una valla amarilla. Fue entonces cuando el otro hombre le dio un golpe de lleno en la cabeza con la valla. El chico quedó tirado boca arriba, noqueado, con una zapatilla menos y sin camiseta, que se le había salido en el forcejeo».
Según Silvero, el desconcierto entre los presentes era total: «Yo estaba a dos metros con mi compañero, y nos mirábamos sin saber qué hacer. ¿Qué era esto? ¿Un secuestro? ¿Un robo? No sabíamos quién era el bueno o el malo».
Pese a estar aturdido, el joven logró levantarse y escapar, descalzo y sin camiseta, bajo la lluvia. «Se fue corriendo por la ruta y después vi que la camioneta iba y venía, como si lo estuvieran buscando. Al rato también pasaron patrulleros, pero no sabíamos qué había pasado», dijo el playero.
Más tarde, al llegar a su casa y revisar mensajes en WhatsApp, Silvero se enteró de que el joven era un menor de edad que estaba siendo trasladado por dos hombres en la camioneta. «Decían que era un asesino, pero en el momento no sabíamos nada. Nos preguntábamos por qué no estaban identificados si eran policías, o por qué el chico estaba así. Fue todo muy confuso», explicó.
El testigo también aportó objetos que quedaron en el lugar: «El joven perdió una zapatilla y la camiseta, y uno de los hombres de la camioneta dejó caer sus lentes. Yo llevé todo a la oficina y se lo entregué a mi jefe».
Miguel detalló que en un momento el custodio que perdió los lentes “me hace seña y yo no entendía nada”. Luego se confirmó que este efectivo era sordomudo, lo cual le da una cuota más de dramatismo a la situación.
Silvero cerró su relato dejando en claro la incertidumbre que generó el incidente: «Lo vimos todo a dos metros, pero no sabíamos cómo reaccionar porque no entendíamos lo que estaba pasando. Entre la lluvia, los gritos y que ninguno se presentó como policía, fue una situación muy rara».
HABLÓ NÚÑEZ
Quien también habló sobre este tema fue Aníbal Núñez, jefe de estación de la Comisaría local. Confirmó que el incidente comenzó en el marco de un traslado del Instituto de Menores de La Plata hacia Azul, cuando el detenido, alegando necesidades fisiológicas, aprovechó para agredir a uno de los custodios y huir corriendo por el centro de Brandsen.
«El menor solicitó ir al baño en una estación de servicio aquí en Brandsen. Al descender del vehículo, agredió a uno de los custodios y emprendió la fuga a pie», explicó Núñez a Estación Radio.
Tras recibir informes de avistamientos por parte de vecinos, las autoridades locales implementaron un operativo de búsqueda que culminó con la aprehensión del fugitivo durante la madrugada cerca de la intersección de Pedro Hita y Ruta 215.
Núñez comentó que fue una vecina quien alertó a los efectivos policial tras escuchar ruidos en los techos de una vivienda cercana. «Una vez localizado, el fugitivo intentó evadir a las autoridades, iniciándose una breve persecución que culminó con su arresto en las calles mencionadas», detalló el entrevistado.
El menor detenido fue puesto a disposición de la justicia y remitido nuevamente al Instituto de Menores correspondiente. Este incidente generó preocupación entre los vecinos y llevó incluso a tomar medidas ya que varios comerciantes decidieron cerrar sus puertas antes de lo habitual.
El comisario por último manifestó: «Es fundamental mantener la vigilancia y la colaboración ciudadana para preservar la seguridad en nuestra comunidad».
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