Fuente Semanario Tribuna 17-10-2020
La alegría llegó volando
En medio de tanta angustia y preocupación después de haber salido positivo de Covid19 -ver aparte- Jorge Daguerre tuvo la fortuna de poder recuperar la sonrisa gracias a haber ganado, el pasado domingo, el federal de palomas Adultas desde Curuzú Cuatiá; su ejemplar, una hembra de diez años, recorrió con viento de costado los cerca de 600 kilómetros en poco más de 8 horas y se quedó con el trofeo.
Jorge es un colombófilo de ley y dedica gran parte de su tiempo junto a su hijo, Fernando, a esta pasión que ya lo ha llevado a ganar varias competencias. “En la carrera del domingo corrieron cerca de 16 mil palomas y se divide en distintas etapas; yo gané en la categoría fondo representando a la Sociedad de Cañuelas”, comenzó contando Jorge, ya repuesto del virus que lo tuvo con más susto que malestar.
Pese a la cantidad de palomas que corrieron el domingo, la colombofilia es una actividad “que va desapareciendo porque los costos son muy altos; cada anillo, que son como la patente de las palomas tiene un valor de 80 pesos y yo, por año, anillo cerca de 100 palomas y de ahí selecciono las mejores”, agregó.
Jorge se sinceró; “el premio es más de Fernando que mío; él se lo merece más. A las palomas las vinieron a buscar amigos de Cañuelas, las encanastamos allá y le pusieron el chip para que cuando llegasen al palomar desde una computadora tengan el registro de la velocidad que tuvo”, contó este vecino.
Para quienes no conocen del tema, las aves salen del punto de partida y se van hasta su palomar, donde sea que este esté; cuando llegan, el chip determina la velocidad promedio con que voló; “en este caso mi paloma hizo un promedio de 75 kilómetros por hora, pero con viento a favor pueden llegar a volar a 150 kilómetros por hora”, aseguró Daguerre, quien además agregó que “si en el camino agarra alguna tormenta, la ploma se cubre y puede tardar varios días en llegar”.
Esta carrera, la del fin de semana pasado, es una de media distancia; las hay cortas de 200 ó 300 kilómetros y está también la carrera de Zapala, distante a 1300 kilómetros de aquí.
“Actualmente tengo unas 200 palomas entre corredoras y reproductoras y ahora dependemos del Ministerio de Comunicaciones. Esta es una pasión que traigo desde chico por mi padre y ahora me sigue mi hijo”, destacó; entre los colombófilos famosos está el periodista César Mascetti, quien fuera conductor del noticiero de Canal 13.
“Una vez en Córdoba corrimos una carrera y salimos décimos; la paloma de César Mascetti salió en el puesto 41 y terminó vendiéndola más cara por el nombre”, recordó entre risas; la más cara de la historia la compró un chino a un millón 300 mil dólares.
ESCLAVOS
“De mayo a noviembre, que es cuando hay más carreras somos un poco esclavos de las palomas”, refiere Jorge sin llegar a replantearse su condición; en el año hay aproximadamente 20 carreras, 10 de pichones y 10 de adultas, más algunos premios especiales.
Para llegar de la mejor manera a las competencias, cada paloma tiene que volar una hora por día en su palomar y, pese a lo que se creía antiguamente, “todavía no se ha detectado a ciencia cierta cómo se orientan; antes se decía que era por el sol pero eso se descartó y ahora la versión mas creíble es que tienen como un GPS en el cuerpo que hace que la paloma se acostumbre a la energía que irradia su palomar y por eso se guían”, agregó el experto.
A la carrera del domingo, que largó a las 6.45 de la mañana, Jorge llevó 24 palomas; la ganadora llegó a las 14.58. “Ahora lo que viene es la próxima carrera en 15 días desde La Pampa y nos estamos preparando para poder correrla”, finalizó Jorge, feliz con el logro.
Su experiencia con el covid: “Pensé que no zafaba”
Jorge, de 62 años y diabético, fue uno de los pacientes considerados a priori de riesgo que pasó de buena manera el Covid19.
Jefe de división del cementerio municipal, “dos o tres días antes de que empezaran los primeros síntomas estuve con un compañero que resultó ser positivo. Lo raro fue que en todo momento mantuvimos distancia, siempre con barbijo y constantemente nos pusimos alcohol”, dijo.
Al enterarse del positivo de su compañero “me aislé preventivamente y a medida que pasaban los días me sentía cada vez peor. Primero perdí gusto y olfato y después cuando tuve fiebre me hisoparon y di positivo”, manifestó Jorge, que afirmó que “dos noches la pasé mal porque no podía respirar bien”.
Desde la Secretaría de Salud le sugirieron que se internada, “pero me quise quedar en casa porque de a poco me iba sintiendo mejor aunque en el peor momento pensé que no zafaba”.
La presencia permanente de sus amigos con llamados y distintas muestras de afecto sin dudas que ayudó para la recuperación de Jorge, que estuvo “muy preocupado. Ya a partir del quinto o sexto día estaba mejor, se me había abierto el apetito y me sentía mejor de ánimo”, afirmó; aún no recuperó del todo el gusto ni el olfato y apenas pudo recuperar algunos de los 8 kilos que bajó durante la enfermedad.
Si bien ya tiene el alta, “me llamó la doctora de la ART y me dijo que me pudo contagiar otra vez así que me tengo que seguir cuidando exactamente igual que lo venía haciendo; y me dijo que puede entrar ante el menor descuido porque el virus ya está en el aire”, acotó y advirtió que aún le quedan algunas secuelas respiratorias leves.
Fuente Semanario Tribuna 17-10-2020
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