Seis amigos se fueron a escalar el volcán Lanín
Fuente Semanario Tribuna
El domingo 9 volvieron de una travesía de aventura, un desafío como los que se están acostumbrando a emprender en este último tiempo, un grupo de amigos que comparten gimnasio y que se han hecho inseparables; ellos son Federico Favale Gauna, Belén García, Mauricio Antonini, Silvina Mazás, Nicolás Kölhn y Antonella Arias Felice, quienes fueron a la provincia de Neuquén para realizar el ascenso hasta la cumbre del volcán Lanín, en Junín de los Andres, a más de 3700 metros sobre el nivel del mar.
En realidad, los que salieron de la ciudad fueron las parejas integradas por Federico-Belén y Mauricio-Silvina, ya que los otros dos novios, Nicolás y Antonela, estaban de viaje y se encontraron allá.
“Somos un grupo que nos hemos hecho muy unidos y nos gusta participar en cuanto evento haya; el que más nos da manija para hacer las cosas es Nicolás –N de la R: Bombero Voluntario- y nosotros nos enganchamos en todo”, dijo a este Medio Federico, veterinario al igual que su mujer, Belén.
Todos, menos Antonela, van al mismo gimnasio, “pero para que se ponga en estado, Nico le sugirió que caminara un mes y medio antes para llegar mejor. De hecho, su idea era proponerle casamiento una vez en la cumbre y lo hizo, aunque en el campamento”, comentó Federico.
En realidad toda la idea nació del hermano de Silvina, que al final no fue, “pero nos dejó con ganas de hacerlo, así que contactamos a los guías para encargar el paquete de ascenso”, agregó Favale, ex jugador de rugby de Atlético y Progreso.
Y así fue como salieron, en camioneta, el jueves 30 de enero a la noche Mauricio, Silvina, Federico y Belén; luego de una breve parada en Las Pendientes, el viernes 31 por la tarde ya estaban en San Martín de los Andes, prestos para su desafío.
“El sábado a la mañana fuimos a conocer un lago y a la tarde nos encontramos con los guías que nos dieron todas las instrucciones necesarias para arrancar, al otro día a primera hora”, agregó.
LA EXCURSIÓN
En la reunión previa al ascenso, los guías “te dan una lista con lo que tenés que llevar: mochila, bolsa de dormir, polar, rompevientos, calza térmica, remera térmica, campera de abrigo, medias térmicas, guantes, entre otras cosas, y lo que no tenés ellos te alquilan”, destacó Federico, quien además dijo que todas las comidas corrieron por cuenta de la empresa.
“El domingo 2 a las 7 nos pasaron a buscar y a las 9 salimos desde el Parque Lanín, después de registrarnos, que está a unos 1200 metros sobre el nivel del mar y empezamos a subir los casi 1200 metros que separan la base del campamento en donde están los domos para descansar y el de gendarmería”, detalló Federico, quien dijo que ese trayecto, con piedras, precipicios y pasajes de cierto riesgo, lo hicieron en 6 horas, durante las cuales tuvieorn 4 paradas de 15 minutos para hidratarse y alimentarse.
Munidos de sus equipos de montaña compuestos por botas, cascos y bastones, salieron rumbo a la primera parada de la travesía a las 9 de la mañana de ese domingo. “Es cansador, pero la vista que hay es impresionante. Cuando llegamos al campamento, nos dieron el almuerzo, que en ese caso fueron tartas, y después quedamos liberados hasta la hora de la cena, a las 8”, manifestó el vecino.
Siesta recuperadora mediante, los viajeros pasaron una tarde de cielo límpido en donde pudieron contemplar “una vista maravillosa; el Lanín está solo, sin montañas alrededor y la vista es increíble. Se ve el lago Tromen, la frontera con Chile y todo es hermoso”, destacó.
MALDITO VIENTO
Los paquetes de ascenso son de 4 días: uno para reunirse y explicar lo que será la travesía; otro del primer ascenso; el restante del último ascenso y descenso; y uno más de reserva. Si las condiciones climáticas no son las óptimas, el último tramo no se hace y se vuelven directamente desde el campamento hasta la base.
“Para el lunes a la tardecita se esperaba viento por lo cual los tiempos nos daban, pero por las dudas, el guía se despierta a las 2 de la mañana y va chequeando hora por hora el estado del viento. Y si para las 5 el viento no para, se suspende el ascenso porque ese día se tarda 15 horas entre subir y bajar”.
Por eso, cuando a las 4 de la mañana los despertó para que desayunaran y vieran el estado del viento, ya se avizoraba que el ascenso no iba a poder ser completado; “lo que hicimos fue dormir un rato más y hacer el campamento caja a 1500 mts, con una hora de caminata; ahí comprobamos que el viento era muy intenso; te sacaba del sendero. La cumbre no se veía porque estaba nublado, y para abajo tampoco porque había neblina, que después fue lluvia”, destacó el entevistado, sin llegar a lamentarse.
Solamente 15 minutos estuvieron en ese campamento “porque estaba horrible el clima, y bajamos, al final con mucha lluvia pero por suerte sin frío. Fue una lástima, pero quedamos tan cebados que ya reservamos para volver a intentarlo el fin de semana largo del 8 de diciembre; ya hablamos con el guía y falta sacar el pasaje”, finalizó Federico, transmitiendo las ganas y el entusiasmo de todo el grupo por lograr el objetivo.
Fuente Semanario Tribuna
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