Con espacio de cuatro horas, intentaron estafar a dos familias; la policía actuó bien y no ocurrió nada.
Fueron dos en cuatro horas; y seguramente no hayan sido los únicos en estos últimos días. Dos intentos fallidos de estafa –con el viejo, recurrente y a veces eficaz Cuento del Tío-, sucedieron en dos viviendas del centro de la Ciudad pero afortunadamente nada grave sucedió.
Una de las familias apuntadas -cuya identidad no quisieron revelar- se acercó hasta la redacción de TRIBUNA para dar su testimonio en primera persona de lo que fue el intento de estafa, en el inicio mismo del viernes 6.
El llamado fue cerca de la 1 de la mañana “y yo me estaba por acostar a dormir. Como tengo el teléfono en la mesa de luz, atendí enseguida y del otro lado me decían “mamá, soy yo. Te pido que me traigas los dólares porque me tiene secuestrado y me golearon”; la voz no era la del hijo y la vecina se dio cuenta enseguida, pero siguió la charla mientras se intentaban comunicar con la comisaría para que tomen cartas en el asunto.
“La voz no era de mi hijo, pero intentó decirme que era así porque le habían goleado la boca: pero el tono no era, aunque una nunca puede estar segura. Por suerte reaccioné bien porque mi marido quería salir, pero lo pude frenar, y además sabíamos que hay gente que anda a la pesca para buscar víctimas. Entonces llamé a la policía, le dimos la dirección de la casa de mi hijo y en seguida me llamó preguntándome qué pasaba que estaba lleno de policías en su casa”, detalló la vecina, rápida de reflejos.
“Debe ser alguno que conoce a mi hijo y a nosotros”, se aventuró a pensar el marido, menos racional que la mujer a la hora de reaccionar al momento del llamado, pero igual de preocupado por una situación que se repite cotidianamente.
BUEN TRATO Y CELERIDAD
Los vecinos se encargaron de destacar “el buen accionar de la policía. Cuando llamamos nos atendieron muy bien y mandaron el patrullero muy rápido para que estemos más tranquilos”, expresó.
“La verdad que cuando la policía hace las cosas bien y nos cuida, tenemos que mencionarlo porque si no parece que están solamente para cuando se equivocan”, agregó la vecina.
El hecho, hasta su esclarecimiento, no duró más de 10 minutos entre llamadas y amenazas, “por la rapidez de la policía. Pero después nos enteramos que a las 4 horas sucedió otro, dando cuenta de que estos sujetos están al acecho.
SUPUESTO SECUESTRO
A su vez, otra familia de nuestro medio también evitó caer en una estafa del estilo cuando pasadas las 5 de la mañana de esa misma madrugada, delincuentes llamaron a su teléfono fijo y fingieron ser uno de sus hijos que estudia en otra Ciudad.
“Ma, me tienen secuestrado, me golpearon, por favor junta todo lo que tengas y entregalo porque me van a matar”, dijo y alertó a sus padres, para quienes fue “un momento horrible, desesperante, realmente uno cree que el que llama es un familiar. Yo me terminé dando cuenta porque mi hijo está en otra ciudad y habían cosas que no coincidían, pero te puedo asegurar que uno se lo cree y no es para nada lindo, por eso decidí contactarme con ustedes para que lo puedan hacer público y advertir a la comunidad” comentó Gabriela, víctima del hecho al portal minuto.com.ar
“Cuando me di cuenta que no era mi hijo el que estaba del otro lado del teléfono corté. Al rato me pude comunicar con él y aunque ya había confirmado que no era quién me había llamado, cuando lo escuché pude estar más tranquila” finalizó la vecina.
-La mayoría de los llamados las realizan varones a teléfonos fijos entre la medianoche y las 5 de la mañana.
-El autor de la llamada suele carecer de datos precisos de la persona supuestamente secuestrada.
-El autor de la llamada intenta que no se corte la comunicación para no darle tiempo a la víctima de chequear la información.
-Usualmente se solicita un pago de rescate cerca del domicilio de la víctima.
-En ciertos casos, se finge llamar desde un hospital o comisaría.
Publicado en Semanario Tribuna 7-12-19
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