La impresionante historia del corredor que se impuso en la competencia internacional de 42k en nuestras Islas. «Iba más allá del deporte, estaba representando a los ex combatientes», contó Facundo Reales. Conocé su historia.
Facundo Reales es corredor desde los 14 años. En junio del año pasado, participó junto a más de mil deportistas en la carrera de 10k “Lanús corre por Malvinas a 35 años de la histórica gesta del Atlántico Sur”, donde resultó ganador y clasificó a una de las maratones más importantes del mundo, que se realiza en nuestras islas.
Luego de 42 arduos kilómetros, el atleta oriundo de la localidad bonaerense de Moreno, cumplió con su sueño: triunfar en una maratón internacional, y fue nada más y nada menos, que a un inglés en las Malvinas.
¿Desde cuándo corrés?
«Desde los 14 años. Empecé con los torneos bonaerenses, representando a la escuela. Yo jugaba al fútbol en ese momento, y en los entrenamientos era el que más corría. Nos hacían el test de ‘cooper’, que era correr 12 minutos donde te miden la distancia. Entonces me di cuenta que me gustaba y empecé a correr».
¿Cómo llegaste a este torneo internacional en Malvinas?
«Llego por mi entrenador que me anota a mí y a mi compañero al torneo de Lanús y me explica que el ganador iba a ir al torneo internacional de Malvinas. Y bueno, logré ganarla, mi compañero igual salió tercero, pero al parecer yo estaba en mi día y gané, je».
¿Es importante está competición en el mundo?
«Es una competición muy dura, considerada de las más difíciles. Es la maratón más austral del mundo. Es una carrera que no es llana, ya que el terreno es montañoso y con muchas cuestas, pero sobre todo lo peor que tiene es el clima: el viento es muy fuerte, te lastima los ojos».
¿Cómo fue la preparación?
«Me sorprende porque creo que varios la prepararon mejor que yo, por ejemplo el maratonista fueguino se pidió tres meses en el laburo, yo apenas pedí los días mientras me iba de viaje. La preparación duró seis meses, tuve que debutar en media maratón para acostumbrarme a correr distancias largas, yo estoy acostumbrado a 10 km. Tenía que entrenar como 9 u 8 veces a la semana, y después la pretemporada».
¿Cuántos maratonistas había?
«Había muchos, pero lo más importante era la diversidad que había en el mundo. Había desde kelpers, irlandeses, estadounidenses, chilenos, hasta gente de África, y por supuesto algunos argentinos».
¿Te molestaba la idea de que un inglés pudiese ganar?
«En el momento, mientras transcurría la carrera me fui quedando solo con el inglés, y al pasar los kilómetros se me pasó por la cabeza: ‘No me puedo permitir perder con un inglés, estoy representando a los ex combatientes’. Iba más allá del deporte».
¿Pensaste en que no llegabas?
«En los últimos 10 kilómetros creí que no llegaba, mi cabeza estaba medio débil. Pero me fortalecí empezando a pensar en todo mi esfuerzo, mi familia, el país».
¿Qué te dicen los ex combatientes?
«Están muy orgullosos, se sienten muy identificados. Para ellos no es poca cosa esto. Yo llegué al aeropuerto y ya me estaban esperando los ex combatientes de Lanús y San Vicente. Este último 2 de Abril me invitaron a un acto, me agradecían como si fuera un héroe».
¿Cómo son los kelpers?
«Son fríos, sobretodo cuando se enteran que sos argentino, ahí el trato es totalmente diferente».
¿Te acordás de alguna situación?
«Hubo un momento en el que en un entrenamiento me fui a correr solo y venía un kelper que también estaba corriendo, y estábamos los dos solos. Pero cuando me reconoció que era el argentino que había ganado la carrera. no me miró más, ni me saludó, algo que yo pensaba hacer porque eramos las únicas dos personas en el lugar».
¿Les dejaban usar indumentaria o algún distintivo argentino?
«No. Desde el aeropuerto ya no te los dejan pasar. Si te revisan y te encuentran con una remera, o una bandera de Argentina, te la quitan».
No es lo mismo si es de otro país…
«No, allá es un delito. Con otro país no tienen problema. Conozco casos de ex combatientes que fueron y por mostrar una bandera argentina después le prohibieron entrar».
¿Qué te genera el que te sellen el pasaporte cuando entrás?
«Y… (suspiro), no está bueno la verdad, mostrar el pasaporte para que te permitan entrar a tus propias tierras. No es un lindo momento y si para mi fue horrible, no me imagino lo que debe ser para los veteranos de guerra, lo que debe pasar por sus cabezas».
¿Cómo se vive allá?
«Es un lugar muy tranquilo. La gente es muy de quedarse encerrada en sus casas. Yo salía a entrenar y era muy raro encontrarse gente».
¿Y el deporte?
«No vi mucho. Más que ese que me crucé corriendo o algún partido de fútbol en una canchita».
¿Te irías a vivir allá?
«Yo estoy acostumbrado a otra forma de vida. Ya para entrenar no me gustó nada. Yo siendo atleta no podría vivir en ese lugar».
¿Un posible sueño olímpico es muy lejano?
«Todavía no, hay que ver en dos años. Lleva mucho tiempo de preparación una marca como esa».
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